sábado, 24 de febrero de 2007

Mudanza













Pienso en el destino
lo que hice o lo que haré
a ver qué hay para comer

En las bolsas ropa
libro con los libros
remedios vencidos

Y miraba la calle imán
con mis ojos de metal
yo no quiero hablar más
soy mi casa y digo adiós

Todo el tiempo, todo el viento
nunca en el mismo lugar
tantas voces, tantos días, tantas flores
hay palabras que no me quiero llevar

Y cambié vecinos
barrio, techo y cielo
y a dormir vestido
ya sé que así el ruido se va.
Así no tengo que decir.
Así no tengo que pensar.

Sigo andando y te veo a vos
con tus ojos de viajar
no te rías si estoy mirándote.
Los mapas son excusas si tus manos son mías.

Irse cerca, irse lejos
mudarse al mismo lugar
mudo ropa, mudo piel, palabra muda
no me muevo si no tengo a quién volver

No te vayas si estoy durmiéndome,
que quiero despertarme y ver tus ojos prendidos

Por Pessoa (P.O.R.)

Arena voladora

Arena que pierde el tiempo
Sobre una rodaja de sueño
que aun no despierta
y me acompaña al kiosco
y fuma conmigo.

Camino sin saber de mí
entre derrumbes de fotos
y suicidios de flores
hasta el contenedor de basura.

Y me acuesto dentro, abrigado de palabras

Labios de cicuta reptan
entre horas con sabor a rincón.
Los relámpagos filosos
de palmas de acero inoxidable
insinúan con sus flashes,
la forma de estas oscuridades

Luciérnagas sobre la cama
ardieron como una hoguera
de leños verdes, mohosos
entre bocanadas de rulos.

Confundíendo mi basurero
Bajaron los arpegios de miel
por mi garganta de letras.

Y la luz lo invadió todo
resquebrajando el esternón
y espesando la corriente insípida.

La bóveda abierta espiaba en el cielo
sonrisas que titilaron retornos.

Justo antes de que el ángel llegara
a tirar la última bolsa de basura
sobre mis besos inanes.

Y el esternón se cerrara vacío y metálico.


Órbita

Con el brillo en los hombros
persigo mi sombra hasta que
el mediodía me encuentra
con un derrame negro bajo los pies.

Y alrededor ya no hay nada.
No estoy.
No estás.

Ahora ya detrás de mí
voy prendido de los talones,
raspando los ojos contra las baldozas,
liberando piel atrapada entre mis manos.

Con el sol lejos, de frente.
Vomitándote